lunes, 23 de febrero de 2015

Las Monedas Mágicas II

Sigue la historia de Ana, Marcos y Altea. Esta semana os toca pensar en la forma de que Marcos se acerque a Altea y se hagan amigos. Os dejo con lo que he escrito este fin de semana a ver qué os parece.



Marcos buscaba la mirada de complicidad de su profesora, o una pista que le explicara el proceder de Altea. Estaba seguro de que ella tendría alguna teoría o por lo menos más información que yo.
Cuando por fin tocó el timbre para ir al recreo Altea recogió sus libros y salió sin más. Ana se acercó a mi, me sonrió y antes de que yo pudiera decir nada  me susurró, -Es ella Marcos, no hay duda, pero no nos recuerda. La directora me dijo ayer que venía una alumna nueva a mi clase, me explicó que sus padres habían encontrado trabajo en nuestro país y no sabía nada más.
-Ya, pero debemos investigar y hablar con ella.-Corté bruscamente a Ana.
-Sí Marcos, pero debemos tener precaución para que la niña no se asuste. Cuando yo la he visto esta mañana minutos antes de entrar en clase, me he abalanzado  sobre ella para darle un gran abrazo, y a la niña le ha parecido muy raro. En seguida me he dado cuenta de  que Altea no me conocía, por su actitud fría y su sorpresa ante mis muestras de afecto.
-¿No estará disimulando?
-¿Por qué iba a hacer eso?
-No lo sé, para protegernos
-¿Para protegernos de qué?
-No lo sé, voy a intentar hablar con ella en el recreo.
-Marcos, se prudente, intenta sacar información sin parecer un loco. Imagina que ella no te conoce de nada.
-Sí Ana iré con mucho cuidado, -la prometí.
-Yo voy a ver su ficha de inscripción y a preguntar a la directora sobre todo lo que sepa.-Dijo Ana
-¡Vale!, nos reunimos a la salida para compartir información. Mi madre viene a buscarme y no se va a creer lo que nos ha ocurrido.
-Está bien. en la puerta de entrada a las cinco.
Durante unos segundos me quedé solo en clase pensando la forma de hacerme amigo de Altea sin que ella sospechara nada raro.

domingo, 15 de febrero de 2015

Las Monedas mágicas II

Espero que esta semana os sirva para descansar. Yo voy a intentar poner en orden vuestras propuestas para continuar con la historia de Altea y Marcos y así poder seguir a la vuelta. Además pienso leer un montón.

¡ FELICES VACACIONES !

Os dejo con el principio de la historia que publiqué hace unas semanas  para que cojáis el hilo y después lo nuevo


La gran sorpresa


Una niña nueva había llegado al colegio. Era extraño porque quedaba muy poco para que terminaran las clases y comenzaran las vacaciones de verano. Había corrido la voz de que venía alguien nuevo y Marcos estaba inquieto.

 Cuando Ana anunció a la clase el nombre de la alumna, Marcos se quedó helado. Era una gran casualidad que la niña se llamase Altea, pero su sorpresa fue aún mayor cuando comprobó que no era una chica que se llamaba Altea, ¡es que era Altea! 

Marcos atónito miró a Ana, y la profesora presentó a la nueva alumna al resto de la clase. Pidió a la niña que se sentara junto a Marcos. Altea muy sonriente ocupó el pupitre que estaba libre junto al niño y explicó que acababa de llegar con su familia de un país muy lejano.

El niño no se podía creer que el rey Morlando y su mujer también estuvieran allí. ¿Cómo reaccionarían cuando se encontraran? Al fin y al cabo Marcos y Ana habían huido de su reino sin su consentimiento.  Era Altea la que estaba sentado a su lado. Su aspecto era increíble. Estaba un poco cambiada, sobre todo por la ausencia de la capa negra y de los vestidos largos y pesados. El tono de su piel seguía siendo muy blanco, pero sus mejillas estaban sonrosadas. Llevaba el pelo suelto y un poco más corto, pero su sonrisa seguía siendo como él la recordaba.

Marcos ya se había hecho a la idea de que nunca más iba a volver a ver a Altea y de repente se la encuentra en su clase, pero ¿Por qué había ido hasta allí? ¿Necesitarían ayuda? ¿Estaría relacionado con las monedas? ¿Venían buscando a Los Esperados? Todas las sensaciones vividas meses atrás se acumularon y confundieron a Marcos. 



Necesitaba hablar con Altea y hacerle mil preguntas, pero la princesa no parecía sentir lo mismo que el muchacho. La niña se limitó a permanecer a su lado sin decir nada. Fue Marcos el que dio el primer paso y preguntar.


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-Altea, ¿qué haces aquí?-Dijo Marcos casi sin aliento. - ¿Cómo has llegado?, ¿te han traído las monedas?
La niña se le quedó mirando con sorpresa, no sabía si el chico estaba bromeando o si en realidad no se había enterado de nada de lo que acababa de decir en su presentación.
-Ya te he dicho que he venido con mi familia a vivir aquí.
-¿El rey Morlando está aquí? -Preguntó incrédulo Marcos.
-¿Quién es el rey Morlando?
-¿Cómo que quién es? ¡Tu padre!-Gritó sin darse cuenta Marcos.
Toda la clase se le quedó mirando y él se puso rojo. No entendía nada. Altea actuaba como si nunca antes le hubiera visto. Parecía que no recordara nada de lo que apenas hacía unos meses había ocurrido. Necesitaba hablar con su profesora Ana, pero aún quedaba una larga hora para poder hacerlo, porque la clase acababa de comenzar. Pensó que lo más sensato era dejar a Altea en paz por el momento ya que  estaría pensando que le había tocado sentarse junto al ratito de la clase. Estaba claro que la niña no le recordaba y eso tenía que tener alguna explicación.


Seguiré otro día