jueves, 27 de febrero de 2014

Un poco de todo

¿Cómo van las vacaciones?

Hacía mucho que no ponía "UN POCO DE TODO"





















































martes, 25 de febrero de 2014

lunes, 24 de febrero de 2014

¡Felices vacaciones!

LEE CADA DÍA UN RATO. CUANDO QUIERAS, DONDE QUIERAS, EL LIBRO QUE QUIERAS…¡PERO LEE!



viernes, 21 de febrero de 2014

Viva el carnaval

El periodo del año favorito para Joao era el que coincidía con Carnaval. Desde muy pequeño había vivido intensamente esa fiesta junto a sus padres, y ningún año se perdía el gran desfile en el que miles de personas bailan y tocan música durante horas en Río de Janeiro.
Joao formaba parte de una escuela de samba. Trabajaban muy duro durante todo el año para prepararse para el desfile del carnaval. Cada año buscaban un tema central y ropas originales y llamativas, pensaban coreografías, música y todo lo necesario para vivir el carnaval.




Joao disfrutaba con los ensayos, estaba deseando salir del colegio para juntarse con sus compañeros y cantar y bailar. A su corta edad ya era un gran percusionista. Estaba muy bien valorado por su grupo. También le gustaba ver como cada año diseñaban y construían una gran carroza que competiría en el desfile para llevarse el primer premio y así ganar dinero para que la carroza del próximo año fuera aún mejor. Por suerte contaban con uno de los mejores diseñadores de Brasil y casi siempre su escuela quedaba entre las tres primeras.




Los padres de Joao compartían la afición por la música y el carnaval, pero también querían que Joao estudiase más y se centrara en sus estudios, por eso le habían advertido a su hijo que si no sacaba buenas notas, ese año no iba a poder desfilar con sus compañeros.

Desgraciadamente Joao no estudió lo suficiente para aprobar. Sabía que su padre se enfadaría mucho con él, pero creía que no iba a ser capaz de cumplir su promesa. Había estado un año entero preparándose para el carnaval y sus padres lo sabían.

Cinco semanas antes de las fiestas de carnaval, los padres de Joao hablaron con su hijo y le prohibieron ir a los ensayos, que ya eran diarios y de dos o tres horas. La decisión no fue fácil de tomar para ellos, pero si Joao no se tomaba en serio sus estudios, tampoco podía disfrutar del carnaval.

El chico no se podía creer que por no haber estudiado se podía jugar su puesto en la escuela. Era un puesto muy codiciado y si él no podía participar en los ensayos previos, había muchos aspirantes para cubrir su lugar. Debía hablar con sus profesores para que le dieran otra oportunidad y esta vez tomarse en serio su trabajo. No iba a permitir que nada se interpusiera en su camino. Sabía que si ponía voluntad y esfuerzo iba poder lograrlo.

Cada día se levantaba muy temprano y estudiaba sin distracciones. Iba a clase y estaba atento. Hacía sus deberes y entregaba a tiempo los trabajos que sus profesores le pedían. Pronto se puso al día. Había cambiado de actitud, en el colegio todos lo notaron y el profesor se lo notificó a sus padres. La fuerza de voluntad de Joao hizo que aprobara las asignaturas que había suspendido, pero lo más importante fue que hubo una transformación en el chico. Se sentía muy orgulloso de haber trabajado duro y de haber conseguido sus objetivos, no sólo porque ahora podría disfrutar del carnaval, sino porque había madurado, había cumplido con su deber y se sentía bien.

Fue un carnaval magnífico que nunca olvidaría porque gracias a él, había cambiado y estaba satisfecho con la persona en la que se había transformado.

Silvia

CM1 ha elegido el tema esta semana.

¡FELICES VACACIONES A TODOS!

viernes, 14 de febrero de 2014

Lazarillo (continuación)

Los alumnos de CM2 han terminado de leer El Lazarillo y han inventado una nueva historia.

Estaba Lázaro en busca de un amo, porque el último le había salido rana. Hacía día y medio que no se llevaba nada sólido al estómago y sus tripas corrían de un lado a otro buscando alimentos sin ningún éxito. Iba el chico ensimismado en sus pensamientos, cuando de pronto vio como se le caía a una gran señora un saco de dinero al suelo. Al ver que ella no se había dado cuenta, lázaro lo cogió y se lo ocultó bajo la camisa. Su primer impulso fue echar a correr lo más rápido que sus escasas fuerzas le permitieran. Con aquel saquito repleto de monedas podría comer, comprarse algo de ropa y empezar una nueva vida. Pensó en su primer amo, el ciego, y casi pudo escuchar como le susurraba en el oído: ¡corre chico, huye con el dinero! Por otra parte pensó que comenzar una vida con dinero robado no era la mejor forma,y se dirigió a la dama para devolverle lo que era suyo.

La señora resultó ser la Marquesa de Montenegro, una mujer poderosa e influyente en la corte, que al ver la honestidad del chico le ofreció que se uniese a su servicio. Lázaro se sintió bien recompensado por su buena acción, hasta que comprobó que su nuevo hogar eran las cuadras del palacio.

Pasó la noche a los pies de un caballo, acurrucado en un montón de paja. Corriente de aire frío se filtraba a través de las maderas del establo y la paja poco podía hacer para atenuar su tiritona. Por lo menos esa noche había podido comer unas bellotas y un poco de pan. Al amanecer los mozos dieron a Lázaro una pala para que empezase limpiar las cuadras y así se pasó toda la mañana, hasta que un hombre le ofreció un poco de tocino y un trozo de pan.



La Marquesa se acercaba todos los días a las cuadras. Tenía un gran cariño a los caballos y además contaba con algunos ejemplares únicos, muy valiosos por su procedencia árabe. Su corcel más apreciado era Purio, con el que paseaba casi todos los días. Esa mañana Lázaro estaba limpiando y cambiando la paja junto al caballo preferido de la Marquesa y descubrió manchas de sangre mezcladas con la paja. Siguió el rastro y se dio cuenta que Purio estaba herido en una pata trasera. Cuando la Marquesa se disponía a montar, Lázaro le advirtió de que su caballo no estaba bien.

Una vez más la Marquesa agradeció al chico su buen acto. Gracias a Lázaro el caballo se curó muy pronto y no tuvieron que sacrificarlo. La Marquesa de Montenegro cogió al chico como criado de confianza.  Su situación cambió mucho. Le dieron ropas nuevas, dormía en una cama y se ocupaba de servir a la Marquesa directamente.

Al principio era el chico de los recados pero poco a poco se fue encargando de asuntos que requerían más responsabilidad. Pronto aprendió a leer y se interesó por el cuidado de los animales que la Marquesa poseía. Siempre que había un problema con el ganado o con los caballos llamaban a Lázaro por sus conocimientos y fue así como el chico pasó de ser un mendigo, a ser el sirviente de confianza de la Marquesa.

Silvia


martes, 11 de febrero de 2014

Una bonita historia de Nour


Hoy Anna, entró en la cantina, y tiene lugar en una mesa, que estaba al lado de una ventana abierta. Cuando un pequeño pájaro hermoso, lleno de color, viene a la ventana y se puso a hablar con Anna.

Anna invita al pájaro que caminar a través de los árboles de la escuela. Al salir, llevaba consigo una canasta de alimentos. Anna quería saber dónde estaba el nido de pajarito. Mientras tanto, el ave comenzó a comer en la canasta de Anna, sin pedir permiso.

Cuando Anna se dio cuenta se enfadó con el ave, ya que no pidió permiso para comer su comida.

El pajarito se ha disculpado, y él estaba muy contento porque Anna lo perdonó.

Nour ALIKHODJA
Muchas gracias Nour por esta bella historia. Me encanta. Sigue escribiendo

lunes, 10 de febrero de 2014

La Rosita y el pájaro


Habia un campo con una rosita muy bonita. Esa rosita un día se encontró un pajarito. Se hicieron muy amigos y cuando la rosa se marchitó el pájaro se la llevó.

Lucía Isla

Esta historia la ha escrito Lucía Isla de cp. Muchas gracias, es muy bonita.

viernes, 7 de febrero de 2014

Cuento de los viernes

El tema hoy lo ha elegido CE2. Todos los niños han coincidido en el mismo. Egipto.  Están trabajando el tema en historia, en francés. También han tenido un taller con la mamá de Oriol y Carla que les ha proporcionado una excelente información, y lo más importante, ha despertado en ellos curiosidad.



Sara es una chica de Texas que llegó a Egipto para investigar y sacarse un doctorado. Allí conoció a su compañero Willy de 25 años nacido en Birmingham. Ambos llevaban un año excavando, conservando e investigando en la Pirámide Escalonada de Sakkara, que fue la primera pirámide construida como tumba para el Faraón Djoser por su arquitecto Imhoteep, hacia el año 2750 a. c.


A los dos les apasionaba todo lo relacionado con el antiguo Egipto, pero sobre todo les fascinaban las leyendas sobre antiguas ciudades enterradas. Para un arqueólogo encontrar una gran ciudad sería como encontrar un tesoro incalculable. Un hallazgo así les permitiría comprender mejor la vida del pueblo egipcio y de su cultura.

Una tarde Sara y Willy estaban a punto de recoger sus herramientas. El sol se estaba poniendo, y la luz ya no era la adecuada para seguir trabajando. Todos sus compañeros se habían ido ya a casa, y Willy, de pronto, tropezó con una escalera y se cayó en una de las zanjas que habían excavado. Con el impacto, el suelo se agrietó y Willy desapareció de pronto bajo un montón de tierra. Sara se asustó mucho porque por mucho que llamaba a su compañero, éste no respondía. Se imaginaba a Willy con la cabeza rota e inconsciente. No se podía imaginar que lo que ocurría era que su amigo había encontrado una gran sala subterránea que desconocían. Estaba tan extasiado con su fortuito descubrimiento que no podía articular una palabra.





Cuando comprobó que se encontraba bien contestó a Sara y le pidió que bajara con una cuerda y luz para poder investigar. Ninguno de los dos daba crédito a lo que veían. Era una gran sala con las paredes decoradas con textos e imágenes. A ambos lados grandes columnas y en el centro como un altar, y al final unas escaleras.

Era peligroso seguir explorando porque nadie sabía que estaban allí y corrían el riesgo de quedar enterrados para siempre. Además sólo disponían de unas linternas, pero los dos querían correr el riesgo y saber adónde les conducía aquella escalera que se encontraba frente a ellos.


Con el corazón latiendo con fuerza descendieron despacio. Ninguno de los dos hablaba. La oscuridad era absoluta, las dos pequeñas linternas que tenían Sara y Willy sólo alumbraban unos metros, pero aún así los dos se hacían una idea de lo grandioso que era el lugar.

Al final de las escaleras descubrieron un montón de salas que a su vez tenían más escaleras que descendían más y más. Era como un laberinto gigante en el que perderse era muy sencillo. Cuando Sara y Willy fueron conscientes de que se estaban alejando del agujero por el que habían entrado, y de que estaban perdiendo la noción del espacio y del tiempo, ya era demasiado tarde. Una de las linternas se había apagado y no sabían como regresar. Habían bajado muchos tramos de escalera y habían pasado diferentes patios, salas repletas de columnas que desembocaban en salas idénticas. Cada vez tenían menos oxígeno, y les resultaba más difícil respirar.


Pensaron que lo mejor era empezar a subir. Eligieron una de las múltiples escaleras que había por todas partes. Eran muy estrechas y con peldaños muy altos. Subieron unas 50 escaleras que se terminaban en una puerta que estaba cerrada. Era la primera puerta que habían visto. No se podían ir de allí sin saber qué había detrás, pero por más que empujaban, no se abría. Sara iluminaba la puerta con la única linterna que les quedaba, mientras Willy empujaba con todas sus fuerzas. De pronto la puerta cedió y los dos amigos entraron en una sala llena de joyas y piedras preciosas.

¡Qué no!, eso es lo que pasa en todos los cuentos, pero en realidad lo que había dentro de la sala, era un montón de piedras. Piedras de todos los tamaños y llenas de símbolos grabados. Para Sara aquello era un gran descubrimiento, era mucho mejor que un montón de joyas preciosas. Estaba especializada en jeroglíficos y sabía que cada piedra contenía información valiosísima. No pudo resistir la tentación de coger algunas y analizarlas detenidamente. Willy hizo lo mismo.

Cuando llevaban un rato recopilando información y agrupando piedras, Sara y Willy comenzaron a sentirse mal. Sara empezó a sufrir un fuerte dolor de cabeza y mucho sueño. El chico tardó un poco más en encontrarse  aturdido, pero pronto se tuvo que tumbar en el suelo sin fuerzas.
Fue rápido, los dos se quedaron inconscientes. Las piedras debían estar impregnadas en alguna extraña sustancia que provocó estos síntomas en Sara y Willy.













El llanto de un bebé hizo que Sara se despertará bañada en sudor y muy exaltada. Estaba desorientada, sedienta y confusa. Se encontraba en la cama de su habitación. El sol entraba por la ventana. Se levantó, y al verse reflejada en el espejo se dio cuenta de que tenía un aspecto lamentable. De pronto recordó todo lo que le había ocurrido la noche anterior. Willy y ella habían descubierto una ciudad subterránea junto a la pirámide Sakkara. Era algo que tenía que compartir con todo el mundo para empezar a sacar información. No tenía ni idea de cómo había llegado hasta su casa. Recordaba haberse sentido muy mal y haber perdido el conocimiento. ¿Dónde estaría Willy? Tenía que encontrarle porque estaba segura que había sido él su salvador.

Cuando Sara salió a la calle comprobó que ya eran las cinco de la tarde. Había estado durmiendo muchas horas. Fue a casa de Willy para que le aclarase cómo habían salido del laberinto subterráneo, pero su compañero estaba tan confuso como ella. No tenía ni idea de quién los había sacado del fondo de la tierra. Lo último que recordaba era que había perdido el conocimiento y después haberse despertado en su casa.

Los dos fueron corriendo a las excavaciones para hablar con su equipo, pero cuando llegaron allí nadie había visto el agujero que por el que había caído Willy la noche anterior. Ni ellos mismos fueron capaces de encontrarle. Todo estaba como si no hubiera ocurrido nada.

El equipo de Sara y Willy no creían ni una sola palabra de lo que estaban contando sus compañeros. Creían que les estaban tomando el pelo y bromearon un rato. Pasaron los días, pasaron los meses y por más que buscaron nunca fueron capaces de encontrar el más mínimo rastro de aquella ciudad fantasma.

Después de muchos años encontraron un hombre que aseguraba que había una leyenda que contaba
que unas piedras impregnadas en una sustancia venenosa custodiaba el mayor tesoro de Egipto, que estaba enterrado en las entrañas de la tierra. Sara y Willy sabían que aquella leyenda era verdadera, lo que nunca descubrirían es quién o qué les rescató de aquella ciudad fantasma.

Silvia         

¿Os ha gustado? Como veis no he escrito un título. Os lo dejo a vosotros. ¿Cómo se titula la historia?

lunes, 3 de febrero de 2014