miércoles, 27 de febrero de 2013

El misterio continúa

Los compañeros de Marcos llegaron del recreo y ocuparon sus sitios para seguir con las clases. Ana mandó abrir los libros de matemáticas y empezó a explicar un problema que se había quedado a medias en la clase anterior. Allí estaba ella, de pie en la pizarra, como si nada hubiera ocurrido durante el recreo. Sin embargo, la imaginación de Marcos le llevaba a mundos mágicos que le proporcionaban poderes inimaginables. Pensaba que sus monedas le ayudarían a encontrar un cofre lleno de monedas de oro, o mejor aún, le ayudarían a encontrar la fórmula para elaborar un remedio  contra el cáncer, o le daban la clave para descubrir vida en planetas cercanos. ¡Todo podía ocurrir! Todo era tan extraño, que incluso Marcos, que era un niño muy analítico, maduro y realista, se dejó llevar.
No veía el momento de terminar las clases para hablar con su profesora de todo lo que había ocurrido y poder volver a juntar las monedas. La hora de matemáticas se hizo eterna, pero al final tocó la campana  y poco a poco la clase se vació.

En cuanto el último niño salió por la puerta profesora y alumno volvieron a juntar sus manos sobre las monedas, y exactamente igual que las otra veces, formaron una línea y una potente luz se filtró entre sus dedos y se fijó sobre la superficie negra de la pizarra.
Esta vez profesora y alumno estaban preparados para intentar descifrar la imagen proyectada. Eran unas líneas geométricas que se entrecruzaban y formaban un entramado, como una fortaleza que protegía una especie de escudo. La memoria fotográfica de Marcos intentaba grabar en su mente cada línea. Al cabo de unos segundos la imagen se difuminó  y desapareció. Era como si las monedas se hubieran quedado sin pilas, y todo su poder se hubiera agotado.

Marcos y Ana intentaron dibujar en una hoja lo que habían visto y entre los dos hicieron un diseño muy fiel al original. Ahora debían empezar a investigar.
Marcos se tenía que ir , seguramente su madre estaría esperando fuera para llevarle a casa, y Ana debía ir a buscar a sus gemelos a la guardería. Ambos quedaron en investigar por su cuenta durante la noche y compartir lo que habían descubierto al día siguiente. Cada uno se guardó sus monedas y se dispusieron a salir.

Marcos intentó abrir la puerta de la clase pero no pudo. Ana ya con el abrigo puesto y su mochila a la espalda lo intentó también con todas sus fuerzas, pero los intentos fueron inútiles. El pomo de la puerta estaba intacto y todo parecía normal, pero la puerta, por más fuerza que ejercían sobre ella, no cedía. Era la primera vez que Ana se había quedado encerrada en su clase. Marcos se puso a gritar para ver si alguien podía oírles pero Ana prefirió coger el teléfono móvil y llamar al colegio para que alguien de mantenimiento fuese a abrir la puerta. Cuando la profesora intentó llamar vio que su teléfono no funcionaba. Estaba como cuando se quedaba sin batería, no respondía. Ana dijo a Marcos que la batería del teléfono estaba bien antes del recreo y que era imposible que se hubiera descargado en tan poco tiempo.
Marcos pensó en su madre, ella daría la voz de alarma al ver que no salía del colegio y alguien iría a ayudarlos. Los misterios continuaban y ninguno de los dos se explicaba todo lo que estaba ocurriendo.

viernes, 22 de febrero de 2013

Me pongo en tu lugar

Esta semana he propuesto un juego a los alumnos de CM 1. Su tarea era ponerse en el lugar de un profesor e intentar comprender algunos de sus actos. Debían escribir cómo se sentían.

Soy consciente de la complejidad del ejercicio y sabía, que a la primera no saldría del todo bien, pero algunos niños fueron capaces de imaginar lo que pasaba por la cabeza de un profesor.
La mayoría hizo una descripción física y algunos fueron incapaces de ponerse en el lugar del adulto y no pudieron escribir ni una oración.
En el segundo intento la propuesta era ponerse en el lugar del  padre o de la madre al final del día y les resultó mucho más sencillo. Me sorprendió la madurez de algunos alumnos al describir el estado de ánimo de sus padres y al razonar su comportamiento. Descubrían porqué sus padres actuaban de cierta forma y lo comprendían.
Vamos a seguir con el juego

viernes, 15 de febrero de 2013

martes, 5 de febrero de 2013

¡¡¡¡¡¡A la carga!!!!

CM2 ha cogido el relevo de la historia y aquí está la siguiente entrega, que ya me habéis preguntado muchos por ella.


Cuando profesora y alumno se recuperaron del impacto de ver las tres monedas juntas, surgieron las primeras reacciones. Ana no pudo evitar tomarlas en sus manos para examinarlas de cerca, y cuando las juntó sintió una corriente suave que sacudió su columna vertebral. Fue una sensación agradable.
La mente analítica de Marcos no perdía detalle y él también pudo sentir cómo la clase se llenaba de una energía positiva, al mismo tiempo que Ana juntaba las tres monedas en la palma de su mano. Daba la sensación de que juntas, las monedas brillaban más. El niño sintió la necesidad de tocarlas  también, y cuando extendió su mano hacia la de la profesora y rozó las monedas con las yemas de los dedos, las tres monedas se alinearon y proyectaron un haz de luz brillante sobre la pizarra de la clase.
Ana se asustó y dejó caer las monedas al suelo. Profesora y alumno estaban paralizados, no podían explicar nada de lo que estaba ocurriendo. Después de unos segundos, Marcos reaccionó y recogió las monedas del suelo. Pidió a su profesora que pusiera las manos sobre las monedas igual que la primera vez, y en el mismo momento que Ana tocó las monedas la potente luz blanca se volvió a proyectar sobre la pizarra. Primero de forma intensa y fija y más tarde se fue difuminando y empezó a formar figuras geométricas cambiantes. A Marcos le temblaban un poco las piernas y su respiración era acelerada. Todo lo que estaba ocurriendo era muy emocionante. Ninguno de los dos perdía detalle de lo que pasaba en esa clase, algo que se escapaba de toda lógica, algo que ninguno de los dos sabía cómo explicar.
Justo cuando las líneas proyectadas se pararon formando una especie de mapa, la campana que avisaba a los alumnos de que el recreo terminaba, sonó, y Marcos dejó de tocar las monedas por el sobresalto. La luz desapareció y todo volvió a la normalidad.






Os recomiendo una página web

Hola,
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Silvia